La transmisión del colapso inmobiliario a España: las expectativas


Uno de los principales interrogantes de la reciente ola de turbulencias en los mercados financieros es ver cómo ésta puede afectar a España, en tanto es uno de los países más expuestos a un pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

Aparentemente el impacto directo de las turbulencias será muy limitado, puesto que las pérdidas derivadas de los créditos incobrables sólo afectan a un puñado de fondos de inversión o de pensiones, en los que además estas inversiones tienen un carácter marginal. Es decir, en el peor de los casos la pérdida no será mayor al 5 o al 10% del valor de la aportación, una cifra que puede ser más que asumible para cualquier perfil de inversor que haya decidido arriesgar un poco.

Tampoco parece que la crisis se vaya a reproducir en el sistema financiero español, almenos del modo en que ha sucedido en los Estados Unidos. Por regla general, la exigencia de garantías es claramente superior en el caso español. Ayer explicaba cómo podía solicitarse sin problema alguno (salvo el pago de la penalización) préstamos por una vivienda financiando casi la totalidad del inmueble y sin necesidad de aportar documentación acreditativa de los ingresos. Eso sería impensable en España, donde aún aportandola, si los análisis de riesgo son poco favorables, se exigirán una serie de garantías adicionales.

El problema, sin embargo, puede provenir de los efectos indirectos. La tormenta financiera ha evidenciado de que el ciclo burbujista ha tocado a su fin. Incluso Polaris World, uno de los iconos del burbujismo made in Spain, nos lo recuerda en sus anuncios. Para el ciudadano medio, se ha resquebrajado el mito de que los pisos no podían dejar de subir. Y ello quiere decir que un potencial comprador sabe que, si tiene paciencia, obtendrá el inmueble a un mejor precio.  Obviamente  ello provoca la desaparición de la demanda con fines especulativos (que en los últimos años era más de la mitad de la demanda total de viviendas, según distintas estimaciones) y un parón en la actividad inmobiliaria que tendrá efectos no sólo en el sector sino en toda la economía.

Las expectativas pueden reforzarse si cae alguna de las grandes inmobiliarias.  Y parece que esto es lo que puede suceder este otoño. Según publica hoy Cinco Días y El País, Fincas Corral está procediendo a un adelgazamiento a marchas forzadas. En concreto se cita que se han cerrado el 50% de las oficinas en los últimos meses (Por cierto, espero que hayan contrastado la fuente y no se hayan limitado a citar lo que es de dominio público en los foros desde hace semanas). La atonía (o ausencia) de las ventas, un crecimiento muy agresivo y unos compromisos de recompra que pueden volverse en su contra en un contexto bajista, no son noticias nada halagüeñas. Si finalmente cae, muy probablemente asistamos al inicio del pinchazo.

Un pensament sobre “La transmisión del colapso inmobiliario a España: las expectativas

  1. Estoy de acuerdo contigo. Debería provocar que esta dual expectativa incompatible de “están tan caros que nadie los puede comprar” “seguirán subiendo” empiece a reconciliarse con la realidad, con la tozuda y dura realidad de las valoraciones, de la rentabilidad, de la necesaria proporcionalidad con los alquileres, de la necesaria correspondencia con otros tipos de rendimientos y riesgos, etc.

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